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lunes, 29 de octubre de 2007

La huida (III)


Confundimos los gritos del jardín: son perros follando (dijiste). Alma apareció muerta. Bonito nombre para una perrita. Así sucede en la vida real. Abonamos los jardines. Los brazos de los árboles ceden por el peso: tronco encorvado, hojas en el suelo. Está viejo, no llegará al invierno. Nada se puede hacer ante una tala. Polvo, todo queda reducido a polvo.

1 comentario:

Esther Cabrales dijo...

Todo. Hasta los silencios.