Un mosaico de ramas abraza el cielo
mientras el murmullo de los pájaros
arropa la desnudez del árbol.
Los estudiantes vuelven a sus pisos alquilados,
así lo anuncia el traqueteo de maletas por la calle.
Se despiden las parejas en los andenes
hasta el próximo fin de semana.
Algo que me recuerda que, hoy en día,
sin tetas no hay paraíso.
Qué poéticos son los domingos.
2 comentarios:
Sí, es verdad, los Domingos somos muy poéticos.
también existe la posibilidad de no dejarse abducir.
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