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sábado, 25 de octubre de 2008

Orange's Tree

Debajo de mi casa hay un naranjo,
un endeble naranjo, muy ridículo.

Si bien he de decir que sus naranjas
son las más grandes de toda la calle,
de buena tinta sé que, como mucho,
sólo servirán para mermelada,
para hacer una dulce mermelada.

Aquel naranjo fue plantado allí
el día de la muerte de mi madre,
las primeras naranjas que crecieron
eran tan amargas como la hiel,
hasta llegar al punto que sus gajos
reventaban la cáscara: su vaina,
no soportaban aquella aflicción.

Aquel triste naranjo -lo sabía-
estaba condenado a dar un fruto
que sólo serviría para hacer
poco más que una dulce mermelada,
a pesar de su amargura.

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