No te escondas, no por más tiempo. Las ventanas dejan entreabiertos sus postigos.La madera se agrieta tan rápido como la piel de una madre. Un río de pelusas bajo tu cama muestra el camino hacia la soledad. La luz del pasillo no alumbra como hace veinte años. Las paredes manchadas de gotelé conforman lágrimas de cal. El silencio va tejiendo un aneurisma en tu lecho que provoca el más eterno de los sueños. Brotan gélidas raíces del suelo que abrazan violentamente tus piernas. La oscuridad provoca dulces llagas en las comisuras de los labios, calma las bocas hambrientas del deseo licántropo de la madrugada. Si miras fijamente al techo su vacío perforará tu mirada, tus ojos como túneles intentarán buscar la luz, pero no te escondas, no por más tiempo, ya no es necesario.
Ilustración: Nacho Montoto 2005
1 comentario:
sin palabras... no sé decirte cuántas veces lo he leído...
L
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