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miércoles, 13 de octubre de 2010

Silencio


La voz que nos llama al acostarnos. Soñaba con cómics de mujeres con cabezas rapadas, asomaban parte del parietal derecho. Debía ser una evocación de la pesadilla, sin lugar a dudas. El frío atravesando la sien era un compañero habitual de cama. Escucha, tú. Una luna ilumina el insomnio de los perdidos, una extravagante mancha luminosa que solo esconde una verdad: el humus que florece a los pies de nuestra cama, el lecho eterno, una lechosa ficción en la que reposan nuestros miedos, pues la oscuridad es un encuentro con nosotros mismos. Silencio. Despierta, el grillo compone una sonata para los muertos, su canción es un mensaje encriptado que tan solo ellos pueden descifrar, hasta el amanecer. Todo se extingue, hasta las ganas de atravesar el agujero, así pues, intenta lo antes posible emular el sonido del silencio: Oh, Simon! Tú y Garfunkel: ´fools,´ said I, ´you do not know silence like a cancer grows. Y así es como llegó hasta ti. Se alojó en tu pecho y compuso su fúnebre marcha. No creía en fantasmas.

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