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lunes, 8 de septiembre de 2008

Un poema de Luna Miguel

ROSTRO

La Poncia:
- ¡Tanto te gusta ese hombre!
Adela:
-¡Tanto! Mirando sus ojos me parece

que bebo su sangre lentamente.

Federico García Lorca

Qué fuerza amarga

ejerce sobre ti

su rostro.

Matarías por conservarlo

tuyo

el resto de la tarde.

Harías cualquier locura

por acariciarlo

sin sentir

emoción

o duda.

Qué canción extraña

te arrastra hacia el olvido.