CARAS
Al atardecer se iluminaron en la plaza las caras
de la gente
que no conocía. Miraba con avidez
las caras humanas: cada una era diferente,
cada una decía algo, quería convencer
se reía, sufría.
Pensé que las ciudades no las construyen las casas,
ni las plazas o las avenidas, los parques, las anchas
calles,
sólo las caras que se iluminan como lámparas,
igual que los soplete de los soldadores que por
la noche
reparan el hierro entre nubes de chispas.
De Mano invisible.
El Acantilado, 2012.
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