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miércoles, 21 de septiembre de 2011

PARAÍSO SUSPENDIDO (bis)

Tú soñabas con ser un ángel sobrevolando las playas de Cádiz, mientras tanto, una comunidad de violáceos flamencos en Doñana yacían dormidos bajo una lengua de polución, sí, un ángel. Sé que no lo recuerdas. Como tampoco recuerdas aquellos días en los que aspirábamos a rodar, en algún momento de nuestra vida, un remake sobre American History X. lo rodaremos en un paisaje ártico. ¿Recuerdas? Por las noches veíamos aquellas películas de ninjas afilando palos de golf antes de hollar Occidente. En algún momento sobrevino el recuerdo de cómo un A380 besaba la arena del desierto de Nevada. No me preguntes por qué, pero es una de las imágenes más poéticas que recuerdo de aquellos días, ver a una ballena de aluminio, titanio y fibra de carbono clavarse en la arena de lo que, en otro tiempo de la historia de la Tierra, fuese un mar. Estas y otras imágenes las mezclo con aquellos otros anuncios de camiones cisterna precipitándose y derramándose por el puente de Brooklyn al mismo tiempo que Hart Crane caía del barco. Hoy observamos, sin apenas asombro, cómo los trenes de alta velocidad descarrilan y chocan simultáneamente, a veces, incluso, es lo menos malo que puede ocurrir. Esta correlación de hechos, ciertamente, podría tratarse de un anuncio publicitario. Pero no. Bien sabes que no. Tú y yo sabemos que no. Este laberinto atisba, sin duda, el escenario de la insurrección. Mientras tanto, una bandada de pájaros se aleja de nosotros rumbo a otro paraíso suspendido, llevan consigo el último árbol de la Creación.

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