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domingo, 6 de marzo de 2011

Estado de alarma


Anda suelto un salvador por mi ciudad. Un salvador que poco tiene que ver con su Cristo del Cerro. Un salvador que perdió la humildad en el mismo momento que puso la primera piedra de su palacio en La Sierra. Un salvador que vistió de oro su religión en Semana Santa. Un salvador que se pasó la justicia por el forro. Un salvador que siguió el camino de su Dios, Gil. Un Salvador que quiso hacer de Fuengirola su Marbella. Un salvador que se canonizó en una efigie en Los Boliches y que nada tiene que ver ya con la sencillez ni con su pasado obrero. Ahora viene a salvar a Córdoba. Córdoba no es un solar a la deriva. Córdoba no es la cuna del ladrillo. Córdoba no necesita Sandokanes ni afanes de protagonismo de quien a punto estuvo de hacer desaparecer al Córdoba CF, ahora SAD. Córdoba no necesita tapaderas ni disfraces de granito. No necesita un partido que una a los cordobeses. No. Córdoba no te necesita, Rafael Gómez. Bastante daño le has hecho ya a la ciudad cada vez que has abierto la boca.

Pero el problema no eres tú, Rafael. Por desgracia, el problema es que así de mal han tenido que hacerse las cosas para que ahora tú puedas optar a un acta de concejal. El problema es que no hay cuna, ni proyecto ni futuro más allá de un aséptico 2016 que ahora se prepara contrarreloj por no haber hecho los deberes a tiempo. Mal nos ha salido el estudiante. Y no me cuenten que es todo culpa de la crisis. No me cuenten que la culpa la tiene el actual sistema capitalista, no. La culpa es nuestra, por permitir que exista una clase política acomodada, por permitir que se rían de nosotros. Por dejar hacer a los políticos y no luchar por otro modelo de sociedad más participativa. Vivimos presos de una falsa democracia. 

Inmersos en el individualismo y el hedonismo del que nos han ido alimentado desde la televisión y las políticas de gobierno. No somos, estamos, y parece que con eso basta. Parece que necesitemos del yugo de la represión para manifestarnos y luchar por nuestros derechos. 

Que no se rían nunca de ti, me dijo mi padre desde bien pequeño. Inmersos en luchas partidistas y permisivos ante las decisiones de los partidos políticos, cuya torpeza les hace equivocarse a la hora de confeccionar listas electorales en la que prima el individualismo por encima del colectivo.

Sí, vivimos en un estado de alarma permanente, y tiene pinta de que no habrá quien lo levante. Solo el pueblo tiene esa capacidad, pero aún está dormido y aborregado. Podemos hablar de generación perdida. Podemos hacer todas las conjeturas y cábalas al respecto, pero hemos de despertar. Ya se sabe, el movimiento se demuestra andando. Ya va siendo hora de comenzar la andadura. 

¿A qué esperamos?

1 comentario:

Tracy dijo...

¡¡¡¡BRAVOOOOOOO!!!
Opino igual que tú.