Páginas

martes, 11 de agosto de 2009

RECTAS FINALES

Algo de raro tienen. A pesar de estar acostumbrado, se lo sigo encontrando siempre. Que algo se acabe no significa que se pierda, puede mudar de estado y conservar, en otros rasgos, de otra forma, su esencia. Pero todo cambio signfica, al menos en parte, el abandono de lo que fue y ya no es más que en el recuerdo. Lo inmutable sólo existe (nada menos) en las palabras. Y poco a poco muere, se va muriendo, al tiempo que se regenera.

Aún falta, no me engaño, pero ya es el comienzo, la cuesta abajo de los días que ahogan y acucian, y representan el inexorable punto final que no será tanto, o sí. No todos lo ven, quizá yo me estoy intentando preparar para que no me pille desprevenido, descalzo o con el paso cambiado, a media vuelta a punto de decir algo (es un poner) a modo de disculpa. Los demás deben darse cuenta.

Sí que tienen algo de raro, para qué voy a engañarme. Sobre todo la sensación de vacío que se queda. Y es irreal, la sensación digo, porque enseguida la costumbre de llenar un hueco con cualquier cosa, como una palabra dicha por obligación ante un silencio incómodo, se impone sobre otra costumbre, la de callar y sentir miedo. O más bien incertidumbre.

Nos pasa que nos cuesta. Hay quien no sabe disfrutar, y cada comienzo conduce como desde ya a la meta. Y no importa lo que encuentres en el paseo: sólo son conos que estorban. No saben disfrutar. Creo que yo tampoco. Antes sí sabía. Ahora me he vuelto precavido. Consciente. Me he aburguesado, que en eso consiste según mis mayores, en ser consciente de los avatares y las desgracias que le sobrevienen a uno, estar preparado para ello y que no te afecte.

Encaro una recta final más. Y sólo es el comienzo de lo que vendrá después. Aún quedan casi veinte días de verano, aunque llueva o se nuble el cielo.

No hay comentarios: