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lunes, 31 de agosto de 2009

Matriz (I)

Que mueran los ciegos de pensamiento
y devoren sus ojos los gusanos
hundiéndose entre bocas de carmín
mientras besan los labios de la muerte.

Que revienten los oídos al oír su nombre
y se mofen los parias de su sangre,
derramada entre los restos del mundo
mientras ríen los cuervos en sus nidos

Que mantengan erguida su deshonra
sobre un lecho de ceniza y basura,
que soporten la carga de sus crímenes
ahogados por el magma de la entraña.

Sea Dios su tristísima esperanza.

2 comentarios:

Annabel dijo...

el último verso lo remata y lo borda

Eme dijo...

Cuervos y dioses, todo tan macabro.
Qué bueno, Nacho.