Y de colgaduras engalanadas las calles repletas ilusiones y mentiras del Corte Inglés en la misma cesta, mientras en el Potosí los niños trabajan. Pobrecitos los niños, sí. Ya se acerca el frío, los tres camellos en la esquina, no hay pesebre que caliente la dura vena sin colgaduras, sin dinero, villancico de aire y el puto yanqui gordinflón ese tan sonriente y colorao, Siempre colocao. En el Sucre los niños trabajan, incluso en Navidad, y no son duendes del Polo Norte, menuda gilipollez, ni Pajes, ni pajas mentales, Tampoco son de Oriente, manos manchadas de Occidente, ¿Qué estrella será su perro guía? Luchando contra el viento, descalzos, en silencio sin guirnaldas para adornar su cobijo en un árbol son las minas su Belén, las lucecitas que se encienden y apagan: minas anti-persona. Estos son sus nacimientos, sin calcetines en sus pies, sin calcetín de regalos, ¿A quién coño se le ocurriría meter regalos en lugar de pies? Y nosotros que celebramos el adviento, advenedizas manos, insulsas bolas de nácar, para otros ilusión rojiza y verde de la navidad ¿Y los protagonistas de este bonito cuento? En los diarios, en las noticias, millones de euros en publicidad. Al carajo este divino cuento Lo tengo claro, de verdad: La Navidad al Arenal!
3 comentarios:
A la mierda los sueños
pues eso. (otro) cuento de navidad.
Yo también odio la Navidad :)
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