Qué difícil es madrugar un sábado, dejar la cama atrás, la mujer, apresurarse hacia la estación, leer la prensa, bajar las escaleras mecánicas hacia el andén y estar en media hora en Córdoba. Llegar a casa, llamar a ella, ducharse, comprar unos libros, comprender las afueras, ahogarse en una soporífera carpa y escuchar atentamente a poetas, escritores, amigos, personas.
Mezclarse en las ferias de mayo -hablar con ella- saludar a la familia, comer en casa, sestear y volver, de nuevo, al mundo de la calma frente al ordenador.
Dicen que el futuro es internet, lo dice gente que sabe.
Mezclarse en las ferias de mayo -hablar con ella- saludar a la familia, comer en casa, sestear y volver, de nuevo, al mundo de la calma frente al ordenador.
Dicen que el futuro es internet, lo dice gente que sabe.
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