Los árboles se deshacen en el interior
de una esfera de niebla
Entre la niebla que envuelve los árboles, las hojas le son ro-
badas; las mismas que, desconcertadas por una lenta oxida-
ción y mortificadas por la retirada de la savia en provecho
de las flores y los frutos, desde los grandes calores de agosto ya
estaban menos unidas a ellos.
En la corteza se labran regueros verticales por donde la
humedad es conducida hasta el suelo, desinteresándose de
las partes vivas del tronco.
Se dispersan flores, se desprenden los frutos. Desde la
edad más temprana, el abandono de sus cualidades vivas y
de partes de su cuerpo ha llegado a ser para los árboles un
ejercicio familiar.
Francis Ponge
La soñadora materia.
Galaxia Gutenberg, 2006
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