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sábado, 8 de octubre de 2011

Un poema de Joan de la Vega

Como sílabas son las notas de este río sin nombre,
como palabras dictadas por una lengua extinguida.

Un pájaro desierto sobrevuela el curso del agua
quebrando el valle sin nombres. A un lado pacen
ordenadas las artigas. Enfrente, la tersura infranqueable
del bosque. Al fondo del corredor flota una cima
inmóvil.

Aún creo en los valles como madres con voz de estío.

Valle incandescente donde fluctúan los sueños sin
        retorno.



(De La montaña efímera, Paralelo Sur Ediciones, 2011)

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