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lunes, 24 de mayo de 2010

Ritual de la manzana*

Es de noche,
una niña de cuatro años
cruza el pasillo de su casa
-a oscuras-
para llevarle una manzana al cobarde de su hermano,
-tres años mayor que ella-
que aguarda escondido en la cama.

La niña no tiene miedo,
no teme cruzarse con alguna cucaracha en el camino,
ni con los fantasmas que puedan rondarla.

Todas las noches recorre el mismo trayecto,
todas las noches,
inconscientemente, manifiesta
hacia su hermano
la misma declaración de amor.






*
Amores gusanos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Génesis


“Y murió José a los ciento

diez años de su vida”

(Génesis 50,26)



Primero fue el ángel luego de sus entrañas brotó Dios enquistándose en el pecho provocando el agrio sabor del pezón que amamanta El cielo y la tierra firmamento y polvo la materia el espeso sudor del trabajo en las manos en cada arruga de la frente el cielo un vacío los mares conteniendo el sol la noche y el día las lumbreras y los silencios a la espera del primer aliento Después germinó el arbusto la víscera el latido y la criatura el primer el grito la voz brotaron del abismo las ramas del árbol de la ciencia y sus cuatro brazos abrazaron una sola carne habitaron un solo lugar De los pechos de ella brotaron los gozos de él de su mácula quedaron estériles los campos del último bocado de sus labios quedó el deseo de una nube de mosquitos esperando picotear a cuanta mujer pasara por su lado una y otra vez insaciada por él que sólo le otorgó un fingido gozo bajo los árboles ya muertos que no dieron más fruto que el de las vainas secas esparcidas por el mundo El hombre el más astuto de los animales come duerme vive se perpetúa muere el hombre la mujer paridera de otros hombres el mal masculino femenino ajenos a la trinidad vientres de otros vientres no fue Dios sino la serpiente no es bueno que el hombre esté solo Yo soy la que te chupa la piel la rosa que cortará tus dedos los labios que no podrás besar espina que clava la mañana humus que comiste de pequeño que aún yace muerto en tu garganta quijada clavada en el deseo bien supiste qué sería yo pues me engendraste al séptimo día Una tormenta de hombres festín de pan ácimo insípido alimento el genocidio la guerra la violación seis días de duro trabajo un río de gentes desborda la obra universal Noé fue el varón más justo después comenzó la lluvia después irrumpieron las aguas las nubes se disiparon añoramos la tormenta vivimos presos del sacrificio amarrados a la nostalgia de lo visible oh padre creo en tu condición animal El agua moja los mares aún más la saliva baña las palabras las angelical provoca el placer tornado en vicio las alas de los buitres y los envenena o las escupe las leyes no son más que deseos de algún hombre para alimentar su ego el fuego se desprende de la ira que las espinas clava en las rosas la expiración ángeles caídos tienen el mismo color y el mismo significado Pecado capital El agua empapa como la vulva de aquel ángel que se esconde tras los arbustos del paraíso imaginario en la mente de los hombres y mujeres ávidos de cariño El primer tsunami fue el principio del fin el final de la especie para preservar a los elegidos son las primeras lluvias las que aún mojan la tierra estéril temporal para reciclar la vida condenar la muerte la naturaleza es sabia y fue Noé y pudo ser José los que presenciaron el mar afuera mar adentro y de testigo el sol y así está escrito las nubes aún lo escriben el diluvio no cesa lágrimas del paraíso desde el más allá que es el más acá Se corroe la piel permanece quebrada cuando el frío la convierte en escarcha el hálito de la voz celestial no llega a los oídos por lo que no puede ser escuchada es un cuerpo celeste una leyenda escrita en alguna piedra caliza nadie la ha escuchado salvo los elegidos que son locos que pululan que son cuerdos que profetizan una quimera para algunos un alimento para otros el último resquicio al que agarrarse en el último momento la voz celestial es una mentira porque es terrestre como el sudor como las lágrimas como el orgasmo que la tierra produce al calentar sus entrañas y vomitar todo el júbilo que guarda en sus adentro El polvo engendró a Adán una costilla parió a Eva de esa misma costilla resultó muerto Abel y los patriarcas antediluvianos siguieron su camino de Mahalael a Yèred así sucesivamente Está escrito el incesto estaba permitido se apareaban siervos y esclavos con sus dueños de la prostitución viene el polvo en polvo y ceniza te convertirás lenguas manchadas con la sangre de sus hijas los patriarcas posdiluvianos la flor de Lot que enloqueció a Abraham siempre entre promesas divinas y alianzas maquilladas El mundo y su circuncisión La búsqueda de la verdad es mentira la búsqueda es la certeza de querer encontrar nunca probó unas sábanas calientes pero el mundo se calentaba en sus casas nunca besó una boca pero dicen que conocía el amor y no tuvo descendencia sólo astillas que fueron de madera y hoy son de oro El divino salvador de lo inevitable la muerte es el principio y el fin más allá de la guerra o el amor más allá de la paz y la lujuria reside en el cielo un nimbo que separa la frontera de lo humano y lo divino de sus brazos bajan ríos para que beban los sedientos borrachos de vino a la espera de que en cualquier momento se produzca el juicio final un etílico sueño en el que ahogar al bien y al mal Ojo por ojo y diente por diente Y si verdad todo fuera El alma presa de un cuerpo el cuerpo preso del alma el alma viciada el cuerpo ansioso de carne el alma empalagada el cuerpo lloriqueante y si realmente tú no fueras tú y él fuera otra persona qué pasaría Suenan campanas en alguna iglesia y los judíos lloran la pérdida lloran lloran lloran a la vez que matan y si de verdad todo fuera probablemente nada sería sólo quedarían regazos vacíos ciudades estériles montañas de cristal y un deshielo de almas en busca del calor heridas abiertas estigmatizadas buscando la llaga de la verdad lo visible y lo invisible se santificaría el cuerpo y sólo lo palpable y entonces Dios y entonces tú nada importaría más que yo y si de verdad todo fuera probablemente nada sería El sudor es igual para todos cristaliza de la misma manera no entiende de religiones el dolor es igual para todos se preocupa de encontrar al más débil y degollarlo la luz es la única forma de iluminar la luz es la única capaz de mostrar una verdad en un camino de sombras y espinas hasta que dure el pabilo hasta que el agua la única que purifica apague el fuego el sudor es idéntico para todos y las lágrimas que se enquistan en los ojos y provocan la hinchazón de la tristeza de la felicidad los mares salados son obra de los hombres de los judíos de los esclavos de ricos y pobres que sufren que no entienden de otra cosa que no sea sentir porque sentir es el único mandamiento el sudor es el mismo para todos y es salado como el mar como las lágrimas como cualquier religión que sea inventada o impuesta por la ley del hombre del hambre Como ángel caído que necesita ser redimido de sus alas de ceniza así dormitan los ángeles de la guarda en las cornisas de las fachadas esperando convertir en paloma el murciélago que llevan dentro Con la misma vehemencia que la justicia desenfunda la espada del derecho y la deja caer en la balanza del bien y el mal allí abajo en ese bulto de tierra tras un párpado de arena se esconde la iustitia celeste con rostro de mujer y alma de diablo En una tormenta de conchas que se pierden bajo la espuma de las olas allí espera el rayo mortal de la mirada que bajará del cielo divino manto de agua envenenada por el beso mortal de una lengua de espesa sangre de un ángel sin más suerte que la de un tuerto que ha sentido la hiriente daga de la vista atravesar su pupila por un rayo celestial Si la fraternal mano del hombre no hubiese clavado una quijada en los celos si la leche no se hubiera cortado si su sangre no fuera real ni sagrada sino esclava y servil si la palabra señor fuese tan profana como divina y la providencia una bolsa de basura quizás entonces todo sería distinto si una cruz sólo fuera madera y si las bocas de los hambrientos fueran saciadas por migas de pan quizá todo hubiese sido distinto si en vez de Caín y Abel hubiesen sido Ruth y Sara todo hubiese sido distinto y en lugar de Jesús hubiese sido María, la hija de Dios Dios Sería Diosa la que hubiese amasado en sus entrañas la creación seguramente hoy todo sería distinto si los altares fueran bares y lugares para orar todo hubiese sido distinto si la manzana hubiese sido una pera, y las plagas solamente una farsa de algún impostor el mandamiento sería sentir obligado cumplimiento El que vende a un hijo vende a un hermano el que vende a un hermano vende a un padre el que vende a un padre vende a una madre el que vende a una madre vende a su mujer Los orfanatos son casas de rameras las rameras son santas madres ¿quiénes lloraron a Magadalena? Las heridas que provoca la fe no cicatrizan son estigmas abiertos El que vende a un hermano soportará una llaga que lentamente pudrirá la entraña La claridad del mar es única un trozo de carne en la tierra es la santidad del hombre reino de polvo y arena La voluntad del corazón dicta sentencia un trozo de carne en la boca es la oración que alimenta El perdón es el amante del pecado entre sábanas calientes vivir es la tentación entre el árbol del bien y del mal en las madres reside el amor y la semilla de la creación Mata la claridad cuando quema y resucita la mirada del ciego nos salvará una mujer así está escrito Y la tierra vomitó en mitad de la nada el cadáver putrefacto del hombre un millón de gusanos larva con larva piel con piel En la sombra de Dios ahí está la creación justo en la sombra Equidad injusticia la terquedad del gran astro quema las pupilas de aquél que se atreva a mirarlo a la cara a la espera de derretir el último trozo de tierra de beberse el último vaso de agua de secar el mar y el sudor para originar la llaga estéril y verdadera de apagar la luz de buscar metáforas de piedra caliza marcar el deseo de las carnes que se sacian con otras carnes jodido mundo buscar la verdad en la mentira el sueño de la hipocresía en la sinceridad del que busca el amor en un trozo de mármol quemando la madera la última astilla que será de ceniza para provocar el silencio en el último gesto de un Dios en la sombra La tierra vomitó en mitad de la nada el cadáver putrefacto del hombre un millón de gusanos larva con larva piel con piel Qué pronto se olvida nuestra carne: la matriz

jueves, 20 de mayo de 2010

Fiebre

Tumbada en el sofá,
un indicador de galio,
la primavera
besa su frente,
suda un beso,
abre los labios,
parece que duerme.

domingo, 9 de mayo de 2010

Presentación de Terreno Fértil en la Feria del Libro de Sevilla


Terreno fértil. Un ámbito poético (Córdoba, 1994-2009) detalla la evolución que va desde el despertar de unos cuantos autores entonces primerizos -Pablo García Casado, Eduardo García-, abiertos a una nueva sensibilidad poética en el aula de la Posada del Potro, hasta las voces emergentes -Sara Toro, Ignacio Gago- que surgen cuando esa movida literaria es ya una afortunada realidad que ha deparado, a lo largo de este tiempo, nombres tan sólidos como José Luis Rey, Joaquín Pérez Azaústre, Elena Medel, Nacho Montoto o José Daniel García.
Los autores de la antología, que presentan su trabajo hoy a las 21:00 en la sala Apeadero, empezaron a sopesar la idea de este proyecto en Las noches del Cangrejo, los recitales que organiza en Sevilla Cangrejo Pistolero, una iniciativa que les recordaba a esa efervescencia de la que fueron partícipes en Córdoba. De esa nostalgia surgió, primero, un recital-conferencia que se celebró en 2008, y ahora, tras una exhaustiva selección, ve la luz este libro que recoge "15 años de activismo" y que intenta dar cabida "a todo lo que ha habido" en la capital cordobesa.

Como otras publicaciones de Cangrejo Pistolero, Terreno fértil está "exquisitamente editado": cuenta con ilustraciones de Pilar Roca, dibujos que "tienen una correlación muy clara con los textos", e incluye en el prólogo, de más de 70 páginas, un pormenorizado cuadro cronológico que deja constancia de la intensa actividad poética que ha registrado ese terreno fértil de Córdoba durante los tres últimos lustros.

Braulio OP.

Fotografía: Laura Rosal