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lunes, 26 de abril de 2010

Espíritu de la belleza.

Una rosa podrida
entre las manos de una niña.

Llamemos a ese cuadro belleza.

lunes, 12 de abril de 2010

Los días negros (II)

Durante aquellos días, sólo recuerdo el olor a hambre en las aceras. Todos sabíamos que ocurriría, estaba claro. Mi hermana, como de costumbre, cerraba las ventanas a las dos de la tarde. Afuera comenzaba la cacería, ellos ya estaban instalados en los altares. Llegaron por Cádiz y ya habitaban el País Vasco. No hacía mucho desde que yo jugaba con Cote en la plazoleta, fue la última que vez que vi a Cote antes de que lo secuestraran sus hermanos. Luego...

domingo, 11 de abril de 2010

Los días negros (I)

La primera secuencia la conforma un grupo de tísicos negros arrastrando su patera hasta la orilla de los caños. La guardia civil no se ha percatado y han podido pisar tierra. En Algeciras han pillado a una veintena. Por el estrecho han divisado restos de algún cayuco. Todo empezó de esta manera, oleadas de gente con hambre buscando el calor de la península ibérica. Nunca imaginamos en qué derivaría todo aquello. Del mismo modo que tampoco entendimos cómo mil quinientos millones de chinos no se habían sublevado aún al régimen comunista.

sábado, 10 de abril de 2010

La música de los idiotas

La voz de los tontitos. La ilustración vacía de un html. Se perpetúa el anónimo en el hiperespacio como un bucle de mistificación del autor que nunca pudo ser. El desastre de la autoría disfrazada en la negación de los necios. No alcanzar el rol de spam ni de troll. Tan solo la obtención de un nanosegundo de protagonismo. Holgazanería cuya partitura es el sonido de las teclas de tu personal computer.

Desde aquí mi más sentido homenaje:

Tú, si tú, mi más preciado anónimo,
cuyo argumento apenas es equiparable
al zumbido de una mosca.
Gracias por estar siempre ahí.