Hizo de la ansiedad su más preciado souvenir.
Una vez a la semana se sentía sola,
llevaba tiempo sin hacer un cameo,
sí, hubiese sido una buena actriz.
Imaginaba cuentos a media luz
al mismo tiempo que dibujaba besos
con el pintalabios sobre sus mejillas.
Era la ansiedad su más preciado souvenir.
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