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sábado, 30 de agosto de 2008

Origen del trauma (I)

- En la vida hay hechos negativos, positivos y comunes.

- Un hecho concreto posibilita una respuesta concreta.

- Ante un hecho concreto respondemos de una manera u otra.

- Dependiendo del hecho, la respuesta tendrá un cariz distinto.

- Al golpearnos con un martillo en una rodilla, realizamos un acto reflejo, la suma de estos dos hechos (golpe y acto) produce un nuevo hecho, una consecuencia.

- Cuando esa consecuencia es negativa sufrimos.

- El sufrimiento es la respuesta a un hecho concreto, negativo y/o común.

- Tras este sufrimiento puede aparecer un trauma.

- Trauma es no superar el sufrimiento.

- El sufrimiento es común a todo ser humano.

- Sufrir conlleva sentir.

- Sentir conlleva padecer.

- Padecer un hecho concreto supone una carga.

- Sufrir un hecho concreto supone padecer.

- Partimos de la base de que para que el trauma exista, este hecho concreto ha de ser negativo o común.

- La negatividad implica negación o pesimismo, puede derivarse hacia el dolor.

- El dolor es padecer un hecho negativo o común.

- Un hecho común será aquel acto que no implique una respuesta negativa ni positiva.

- El trauma puede deberse a un hecho negativo o común.

- Una respuesta negativa o común puede crear un trauma.

- Hay respuestas comunes, positivas y negativas.

- Lo único cierto es que un hecho concreto posibilita una respuesta concreta.

viernes, 29 de agosto de 2008

La cita

Como de costumbre a las 12:00 h. en la plaza del Museo. Puntual a la cita. Comenzamos. Manual de cordura esta mañana. Auschwitz por la noche. Un buen cómic. ¿Sabes qué? Tengo la pupila encallecida, por desgracia. El lacrimal seco. No pasan, de saltarse, un par de lágrimas a lo sumo. Eso es malo. Puede que sea demasiado solitario. Quizás excesivamente individualista. No, creo que no soy, de momento, lo suficientemente desconfiado. Confío en mi intuición y creo en mi trabajo. Escribir un poema es un acto de honestidad ¿Mañana? Mañana, de llegar ese día, intentaría ver a todas las personas que me importan. Sacaría al perro. Fumaría mucho e intentaría asegurar la publicación de mi último libro. Oye, de verdad ¿Estás seguro de que no nos miran? No, no es inseguridad. Es que… Me produce extrañeza todo esto. ¿Me estás grabando? Mira, has de saber que yo no estoy aquí por placer, imagino que eso te quedará claro. ¿No? ¿Entrar al museo? Bueno. La última vez que estuve por aquí estaba en la universidad. Aquel cervatillo siempre me llamó la atención. Vale, ya sé que no se puede tocar. No me importaría acabar en uno de esos sarcófagos. Aquellos sí que eran enterramientos en toda regla. Hoy nos llevaríamos a la tumba el portátil, el móvil y el iPod. No sé hasta qué punto hemos evolucionado ¿Y tú? ¿no te cansas de escuchar los problemas de la gente? Entiendo, es tu trabajo. El mío consiste en reflejar en un papel estados de ánimo. Dar mi visión sobre lo que me rodea. Sí, bueno, también en mostrar mis interioridades. Aunque cuesta, no es fácil. ¿Si la poesía sustituirá a los libros de autoayuda? Ojalá, no forraríamos. Bonitos pechos los de aquella Diosa ¿En qué pensarían estos romanos? Menudas juergas se corrían, sí. Por cierto, ¿conoces a la chica de recepción? Te he visto hablando con ella antes. La verdad, está muy, pero que muy bien. Alguna vez hemos coincidido en bares de culturetas. Tú sabes, las noches en esta ciudad no tienen desperdicio. Mira, fíjate en aquella escultura. Observa cómo abre las piernas bajo la atenta mirada de esos turistas. Parece querer calentar su marmóreo sexo, como mi vecina del quinto. Vaya, qué tarde es. He de irme ya. Mañana he de entregar el borrador definitivo a mi editor. La verdad, francamente, de la poesía no se puede vivir. Ya lo sabes. Y no, no creo que vea el partido de la champions league esta noche. No sé quien ganará la liga. Ni idea. Sólo puedo decirte que no me interesa el fútbol.

Bastante tengo ya con ingeniármelas para saber cuándo, cómo y dónde comeré la semana que viene. Por cierto, realmente, ¿estás seguro de que no nos miran? En el telediario dicen que nos tienen vigilados por todas partes. Entre los rusos y los americanos no nos dejan vivir. Tienes razón, y los japoneses. Ellos son los culpables de todo eso del cambio climático. Mandar tanto trasto al espacio no debe ser bueno. ¿No opinas lo mismo? No soporto estar vigilado por cámaras. Ni aquí ni por la calle mientras paseas. No sé dónde vamos a llegar con todo esto. A veces me hubiese gustado morir a los trece años. Sí, como Sharaija. Al final sólo las piedras acaban en los museos. Nosotros pasamos. Las piedras quedan. Por cierto: ¿Dónde está el baño en este lugar? Gracias por la indicación. (Menuda mañana llevo). Bueno, de nuevo, muchas gracias por la invitación. La próxima visita la pago yo. Mañana continuamos. De acuerdo, a la misma hora. Si me retraso te aviso. Sí, te firmaré ese libro. No te preocupes. Adiós.

jueves, 28 de agosto de 2008

Recuerdo

Cuando era pequeño, recuerdo a las madres que iban con los niños al parque, al padre que llegado el fin de semana llevaba a su hijo al campo de fútbol a ver al equipo de la ciudad. No olvido la lección de aquel profesor que nos permitía escuchar música clásica dos veces por semana en cuarto de E.G.B. La nostálgica E.G.B. A mi abuelo se le respetaba en la casa como el patriarca de la familia. Por supuesto, la abuela ejercía el papel de matriarca cuando él no estaba. No olvido mi primer corte con una cuchilla de afeitar. Fue a los tres años, por jugar con las cosas de papá. Imagino que lo niños de hoy, sólo recordarán la wii, la ps3 y el msn. Pero no pasa nada, la parsimonia es uno de los estados naturales del ser humano. Ser humano. Ahí reside el quid de la cuestíon, ser humano.

viernes, 22 de agosto de 2008

Girasol de sombra


Es efímera la claridad.
Cuando el sol se marcha
los girasoles entristecen.
Tras el incendio: restos de carbón.
Cuando la luz desaparece
queda la sombra.
Bastan sólo unos segundos.

Ilustración: Nacho Montoto

miércoles, 20 de agosto de 2008

Las otras olimpiadas

¿De qué le sirve a un hombre
superar un récord del mundo
cuando vivir en este mundo
ya es un récord para el hombre?

los puentes son abrazos de hormigón

domingo, 17 de agosto de 2008

Hojas secas

Las flores, sí, las flores,
tan graciosas y tan débiles.
Nunca supe el porqué
te las ponías en el pelo.
Sí, tienes razón, empecé
a confundir sus pétalos
con tus mejillas.
Por eso, cada tarde,
bajaba al jardín mientras
tú dormías la siesta,
cada tarde hablaba con las flores,
les contaba cuánto te quería,
cuánto las quería.

Después, un par de ellas
me acompañaban
hasta tu habitación.
Recuerdo que las despedía
con un beso y las dejaba
descansar sobre la mesilla de noche.
Luego, al paso de unos días,
cuando se secaban,
las guardaba entre tus libros.
Las flores, tan graciosas y tan débiles.

sábado, 16 de agosto de 2008

Luna oxidada

Fueron mil anocheceres
seguidos, del uno al mil,
los recuerdo.

En tus ojos brillaban, sí,
no las estrellas, sino
los cuartos.

Crecieron ríos al paso
de tu sonrisa, en los
márgenes.

Decrecieron los mares
cuando te escondiste tras
la ventana.

Menguaban los sueños
de los niños a medida
que avanzabas.

Una de esas noches, al fin,
logré verte la cara,
tus mejillas.

De la noche siguiente
tan sólo un recuerdo:
este poema.

viernes, 15 de agosto de 2008

Probabilidad

Probablemente, el encanto resida

en lo fatídico del movimiento,

esa inercia que nos tambalea

hasta que encontramos el equilibrio.

Lograr controlar ese dulce contoneo

es lo que te diferencia de las demás.

jueves, 7 de agosto de 2008

Tregua

A pesar de ser agosto
el día amanece nublado.

Los niños juegan en el patio
mientras sus madres conversan.

Las hojas de los árboles
bailan al compás del aire.

El viento de poniente
nos trae buenas noticias.

Mañana será otro día.

martes, 5 de agosto de 2008

La primera vez siempre ocurre lo mismo;
lágrimas, silencios, ahogos y nervios.
Sí, nacemos y morimos sólo una vez.

lunes, 4 de agosto de 2008

LOCURA






Al muchacho de la playa


Se pasea por la playa,
apresurado hacia la orilla
intenta contagiarse
de la libertad de las olas
esboza una sonrisa
de luna incomprendida.


La arena golpea su pecho
dirige su mirada
hacia un horizonte
que sólo divisan
aquéllos que abren los ojos,
a pesar de la sociedad.


El mar es un extraño mundo
en el que la anarquía
envuelve los océanos,
si eres tiburón
te respetarán en el barrio
si eres una mojarra
acabarás siendo engullido,
la diferencia de ser distinto
a veces no estriba en el tamaño.


Empapado por cristales
de sal derretidos
se dirige hacia la arena seca,
allí el sol yace sediento,
le espera una toalla,
pero no cualquier toalla,
un grupo de jóvenes se ríe,
no comprenden la soledad
que provoca una playa vacía
en el interior de su mente.


Intenta llamar la atención
de unas jovencitas
que tuestan sus pechos al sol,
admirado por la presencia de ellas
advierte que la normalidad
apenas es un puñado
de granos de arena
que golpean la cara
cuando el levante acecha.


De nuevo se apresura hacia la orilla,
juega con el agua,
tiembla al enfriarse su cuerpo,
intenta captar la atención
de un grupo de muchachos
que pegan patadas a un balón,
pero pasa inadvertido,
los ángeles no tienen sexo,
los humanos creen que practican sexo,
corre hacia la arena seca.


Intenta escuchar la conversación
que el grupo de jovencitas mantiene,
probablemente daría todo lo que tiene
por poder intercambiar unas palabras,
pero sabe que no es posible,
es un polizón en un barco a la deriva,
una gota de agua en el desierto,
un murciélago al amanecer.


Pasan los minutos
de nuevo seca su tiritera,
respira de forma preocupante,
de nuevo intenta acaparar
la atención de la gente.
Pero ¿Qué es la gente?
Multitud de puntos
en una panorámica de realidad,
impresionados por ver
que entre tantos puntos
puede existir un guión.


Ha dicho en su casa
que va a la playa con unos amigos,
no ha mentido,
los peces, las olas, las rocas,
la espuma, el mar, el viento,
son sus amigos,
habla con ellos,
intenta decirles que existe,
que está vivo,
las niñas se ríen de su propia ignorancia,
se creen sabias,
pero sólo son un trozo de carne
horneando una mentira con forma de mujer.


Los jóvenes de su alrededor
recogen las cosas,
se marchan a tomar un café,
él sabe que no puede ir con ellos,
es distinto,
porque los distintos son los normales,
ve cómo poco a poco van abandonando la playa,
por momentos entristece su cara,
su gesto se tuerce,
el alma es en estos momentos cuando
nos muestra que puede existir,
el pellizco en el estómago es tal
que se desangraría un cuerpo.


Gira su cabeza una y otra vez,
la agacha,
observa el transcurrir de la juventud
por el paseo marítimo,
ellos y ellas se percatan
de la mirada de él,
pero no se inmutan,
el vacío es un abismo
de razón y desazón,
la única verdad es el movimiento.


Triste, cabizbajo y herido
se dirige hacia la orilla,
es el tercer baño
en menos de diez minutos,
intenta purgar su estado
de enajenación,
sólo quiere un amigo,
no pide nada más,
no entiende el motivo,
no sabe por qué el aire
se cuela en su cabeza,
le habla y le contagia
de un silbido de paz
y un rubor de brisa extraña.


Divisa a otro grupo de muchachos,
traslada su toalla, su silla
y su ilusión justo detrás de ellos,
parece temer la soledad.
¿Y quién no?
Busca sentirse arropado
por un muro humano
que combata el viento
en su cabeza,
que lo resguarde,
la protección de la carne,
el calor de la comprensión,
intercambiar una mirada,
ansía la complicidad de unos ojos,
a pesar de las estrellas.


Los castillos de arena
son sueños inalcanzables
para algunos,
él ya tiene arena
y entre las comisuras
de sus labios
esboza un castillo de deseos,
está solo,
a expensas de la bondad del mundo,
enajenado mundo.


La orilla puede ser el principio o el fin
piensa,
los veranos que son de alcohol y fiesta,
para unos,
para él sólo son meses de estío seco,
salado sabor de boca cerrada,
sediento de necesidad,
quizá debió nacer pez,
de esos que se muerden la cola.


Las boyas están en el mar para señalizar,
él no comprende el porqué de su existencia,
su búsqueda de la comprensión,
la extraña fluidez de pensamientos
concatenados que inundan su mente,
probablemente el sueño de su noche,
el pensamiento de la vida,
la razón de su mirada,
la voz callada de su boca,
son la lucha de su día a día.


La playa torna en desértica fotografía,
el sol dormita su ocaso,
las gaviotas bajan a la orilla,
él busca el vuelo de las estrellas,
pronto se colgarán del cielo,
después de tanta sed,
no entiende el porqué
de la marea,
un sube y baja,
que ojalá subiera sin cesar
y lo engullese hacia las entrañas
de la salada claridad.


El sol duerme bajo el agua,
la luna llama al mar,
se pregunta ¿Qué será la locura?
Eso que llaman locura,
el peor o mejor de los males,
dicen que no tiene cura
que el viento azota su mente
y que forma parte de los golpes
que las olas provocan en los mares,
sin saber que la locura no es una enfermedad,
es un don,
algo que muy pocos saben.

Nacho Montoto

viernes, 1 de agosto de 2008

Fósil


Pisamos sobre antiguas pisadas,

tocamos los árboles que plantaron

nuestros antepasados.

No nos importa, sólo el hoy.

Las antenas transfiguran el paisaje,

nuestros ojos creen que el cielo es azul,

realmente lo creen.

Culpable: el sol.

Una pareja conversa en una terraza,

al mismo tiempo, millones de usuarios

abren sus ventanas en la red.

Decir amor es tan sencillo

como frugal es sentirlo.

Las ruedas de los coches

acarician el alquitrán.

Nuestras manos golpean teclas

a ritmo de latido.

Frío el corazón,

sólo nos quedan las caricias,

tan antiguas como las manos

de los hombres que plantaron

el primer árbol.

Dichosos aquellos

que dieron el primer beso.



Ilustración: Nacho Montoto